¿Por qué motivo no se diagnostican más celíacos?

   Ayer mismo, recibí la llamada de Charo, esposa de Pedro, que le han diagnosticado la celiaquía a sus bien entrados 64 años. Charo me contaba con un tono, a veces de cabreo, otras de resignación y, al final, de alegría, los años que ha pasado con su marido, con problemas de salud de todo tipo y su deambular de médico en médico para ver que narices le pasaba. “Siempre nos poníamos en lo peor”, me decía.

  Este es un caso más, de los miles que existen y salen a la luz todos los años en España. El patrón se repite una y otra vez: adultos con problemas de salud toda su vida que un día un médico le dice: “Sabe, pues usted es celíaco”.

  Me da la sensación que hay muchos médicos que no saben diagnosticar la enfermedad celíaca ya que se manifiesta de muchas maneras, incluso con sintomatología extraintestinal y otras de forma asintomática, por lo que cada paciente se convierte en un caso único a estudiar. Y prefiero pensar que no saben enfrentarse a la enfermedad celíaca en toda su extensión al “no quieren”, pues eso sería un delito muy grave. Esto no lo digo de forma gratuita, es lo que me dicen y piensan algunos celíacos que les diagnosticaron tarde la celiaquía.

  Otro factor podría ser la información que le damos al médico de atención primaria. A veces corta y sesgada, por lo que el facultativo no llega a un buen diagnóstico. Cuando vayamos al médico hay que relatar con todo lujo de detalles cuáles son nuestras dolencias, decir si tenemos un familiar celíaco, si sufrimos otras enfermedades o achaques como cefaleas, epilepsia, tiroides,... no hay que dar por hecho que esos datos ya lo sabe nuestros doctor o que está en nuestra historia clínica. Cuántas más pistas demos, mejor y más rápido será el diagnóstico.

  Si no quedamos satisfechos o queremos buscar una segunda opinión, hacedlo. No os quedéis nunca con la duda. Pensad que los médicos, por muy médicos que sean, son humanos y se pueden equivocar.